El panda se conoció en Occidente en 1869, cuando un cazador llevó una piel al misionero jesuita francés Armand David. En 1936, Ruth Harkness llevó a los Estados Unidos un cachorro de panda, dando inicio a la pasión occidental por el animal. De 1936 a 1946, 14 pandas fueron llevados de la China por extranjeros. En 1946, esta actividad quedó prohibida. A partir de 1957, China comenzó a distribuir pandas como demostración de buena voluntad. Esta acción cesó por las leyes chinas de 1990 que consideraban que todo animal, incluyendo células reproductivas eran propiedad de China. Además los zoológicos interesados en obtener individuos en calidad de "préstamo", están sujetos a la firma de contratos sin garantías para ellos, por diez años a un coste de entre 1 y 2 millones de dólares americanos por año.
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